En 1994 Vélez fue campeón de todo, de América y del Mundo. De la mano de Carlos Bianchi logró hazañas jamás imaginadas por sus hinchas. Es más, muchos simpatizantes de otros equipos argentinos se pusieron del lado del equipo de Liniers cuando enfrentó a los poderosos San Pablo y Milan. Es que en esa época, Vélez le caía simpático a mucha gente porque no era el club ganador que es hoy.
Por haber sido testigo de esos memorables triunfos recuerdo un par de anécdotas que se dieron en las finales y que tienen al “Virrey” como máximo protagonista.
Según una nota publicada en la Revista El Gráfico, antes de la revancha contra San Pablo en el Morumbí, Bianchi, quien formó una línea de cinco defensores (Almandoz, Zandona, Trotta, Sotomayor y Cardozo) dudaba si incluir a Roberto Pompei o al “Turu” Flores. Y les dijo: “Quien quede afuera del equipo titular, va a entrar y nos va a dar la Copa”. Finalmente, el “Turu” fue de la partida y “Tito” quedó en el banco. Sin embargo, en el complemento Pompei ingresó y quedó quinto en la lista de ejecutantes en la serie de penales. Como Chilavert atajó uno, a “Tito” le quedó la definición, convirtió y confirmó aquel presagio del gran entrenador.
Por otra parte, antes del choque con el Milan, Julio Santella (el PF) y Carlos Bianchi, lo cargaban al Turco Asad diciéndole que Franco Baresi (histórico defensor italiano), lo iba a tirar a cualquier parte cuando fueran a pelar una pelota. De esta manera recordó Asad esa anécdota: “Carlos me dijo: ‘A la primera que tengas, pechalo a Baresi, demostrale que tenés personalidad’. A los 7 minutos, dejé salir una pelota, Baresi me puso el cuerpo y lo tiré a la mierda con el pecho. Quedó despatarrado en los carteles y me vino a comer. Miré al banco y lo vi a Bianchi aplaudiendo y atrás a Santella revoleando la bufanda y gritando: ‘¡Ese es mi pollo, carajo!’. A los 12 del segundo tiempo se la mandé a guardar”.
Son dos anécdotas solamente, pero pintan lo que era aquel equipo unido y multicampeón. Chilavert era el máximo referente, pero el resto completaba un plantel de verdaderos hombres dentro de la cancha, que además jugaban muy bien al fútbol y confiaban a muerte en el entrenador. Por eso llevaron a un equipo chico como Vélez, casi desconocido en Europa, a la cima del mundo.
Por haber sido testigo de esos memorables triunfos recuerdo un par de anécdotas que se dieron en las finales y que tienen al “Virrey” como máximo protagonista.
Según una nota publicada en la Revista El Gráfico, antes de la revancha contra San Pablo en el Morumbí, Bianchi, quien formó una línea de cinco defensores (Almandoz, Zandona, Trotta, Sotomayor y Cardozo) dudaba si incluir a Roberto Pompei o al “Turu” Flores. Y les dijo: “Quien quede afuera del equipo titular, va a entrar y nos va a dar la Copa”. Finalmente, el “Turu” fue de la partida y “Tito” quedó en el banco. Sin embargo, en el complemento Pompei ingresó y quedó quinto en la lista de ejecutantes en la serie de penales. Como Chilavert atajó uno, a “Tito” le quedó la definición, convirtió y confirmó aquel presagio del gran entrenador.
Por otra parte, antes del choque con el Milan, Julio Santella (el PF) y Carlos Bianchi, lo cargaban al Turco Asad diciéndole que Franco Baresi (histórico defensor italiano), lo iba a tirar a cualquier parte cuando fueran a pelar una pelota. De esta manera recordó Asad esa anécdota: “Carlos me dijo: ‘A la primera que tengas, pechalo a Baresi, demostrale que tenés personalidad’. A los 7 minutos, dejé salir una pelota, Baresi me puso el cuerpo y lo tiré a la mierda con el pecho. Quedó despatarrado en los carteles y me vino a comer. Miré al banco y lo vi a Bianchi aplaudiendo y atrás a Santella revoleando la bufanda y gritando: ‘¡Ese es mi pollo, carajo!’. A los 12 del segundo tiempo se la mandé a guardar”.
Son dos anécdotas solamente, pero pintan lo que era aquel equipo unido y multicampeón. Chilavert era el máximo referente, pero el resto completaba un plantel de verdaderos hombres dentro de la cancha, que además jugaban muy bien al fútbol y confiaban a muerte en el entrenador. Por eso llevaron a un equipo chico como Vélez, casi desconocido en Europa, a la cima del mundo.